El socialismo, junto con otros movimientos basados en el igualitarismo, frecuentemente ha sido defendido como un ideal moral. Mucha gente considera el afán por la "igualdad" como algo encomiable. Sin embargo, se afirma frecuentemente, a pesar de estar basado en un principio moral, que el socialismo falló porque usó medios inmorales para lograr sus fines.
El problema es que el método de implementación de los ideales socialistas es inherente a los ideales. La igualdad, el principio rector del socialismo que muchos consideran su mayor virtud, lleva inevitablemente a la dictadura. El ex teórico marxista David Horowitz dice que "los derechos históricamente proclamados en el paradigma de la izquierda son auto contradictorios y llevan a su propia derrota". El logro de la igualdad requiere de la supresión de la libertad. Horowitz escribe "El régimen de justicia social, con el cual sueña la izquierda, es un régimen que por su propia naturaleza debe aplastar la libertad individual. No es una cuestión de elección de los medios políticos correctos (a la vez que se evitan los incorrectos) a fin de alcanzar los fines deseados. Los medios están contenidos en los fines. La revolución de la izquierda debe aplastar la libertad a fin de lograr la "justicia social" que busca. Es incapaz, por tanto, de alcanzar siquiera ese fin. Este es el círculo totalitario que no se puede cuadrar. El socialismo no es pan sin libertad; no es pan ni es libertad".
La naturaleza destructiva del socialismo es el resultado de su deseo de igualdad. Las razones no son difíciles de entender. En The Constitution of Liberty, F.A. Hayek escribió, "No es cierto que los seres humanos nacen iguales; ...si los tratamos igualmente, el resultado tendrá que ser desigualdad en sus posiciones... (así) el único modo de colocarlos en igual posición sería tratarlos de modos diferentes. La igualdad ante la ley y la igualdad material son, por lo tanto, no solo distintas sino que en conflicto una con la otra"
Existen en el mundo personas con distintos niveles de inteligencia además de distintos niveles de educación y habilidad. No todos pueden ser físicos nucleares o fisioterapeutas. Y ninguna cantidad de educación va a cambiar eso. Entonces ¿cómo alcanzamos la igualdad de resultados, si esa es nuestra meta? El único método que queda es acabar con la excelencia. Aquellos que son inteligentes se convierten así en víctimas de la violencia de los menos inteligentes de su sociedad. Esta es la razón por la cual Mao tuvo su Revolución Cultural; la razón por la cual Pol Pot atacó a los que tenían una educación; la razón por la cual Robert Mugabe en Zimbabwe tomo como objetivo a los profesionales negros y los granjeros comerciales blancos. El sociólogo Robert Nisbet afirma que el igualitarismo es la doctrina fundamental de los movimientos políticos revolucionarios. Mas que cualquier otro valor, la igualdad es el móvil principal del radicalismo. Ningún otro valor sirve tan eficientemente a la hora de distinguir entre las variadas ideologías de hoy en día o, para el caso, de los últimos siglos. La actitud respecto a la igualdad en el complejo de bienes sociales, culturales y económicos nos dice casi perfectamente si uno es radical, liberal o conservador.
La preocupación por la igualdad ha sido en Occidente, la marca distintiva de los radicales por un largo tiempo. La pasión por la igualdad, vívida por primera vez durante la Revolución Puritana, ha sido la marca distintiva esencial de toda gran revolución en Occidente (con la posible y mixta excepción de la Revolución Estadounidense) y ha llevado, muchas veces con un grado de regocijo, la exhortación de sus más ardientes devotos a socavar, derribar y destruir cualquier sociedad donde se pueda encontrar desigualdad.
Una sociedad libre no será una de igualdad. Una vez que los seres humanos son libres las decisiones que inevitablemente tomarán cambiarán sus niveles de riqueza. Aún si fuésemos capaces de redistribuir toda la riqueza equitativamente, apenas la pesada mano del control central sea eliminada, la desigualdad surgirá inmediatamente. Imaginemos una sociedad de completa igualdad de riqueza pero en donde cada uno fuese libre de tomar decisiones respecto de su vida. Si la riqueza era igual a las 8 de la mañana sería desigual a las 8:01. Algunos individuos habrían gastado su dinero, en tanto otros lo invertirían. Algunos lo apostarían o comprarían bombones. Otros comprarían herramientas para trabajar o pagarían por capacitación. Cada decisión significa que la distribución de la riqueza resultaría progresivamente desigual. El único modo de prevenir esto es quitarle a cada individuo el derecho a tomar sus propias decisiones. La destrucción de la libertad es el único método de implementar la igualdad de resultados.
Por consiguiente cada sociedad igualitaria depende en última instancia de la coerción y la tiranía para alcanzar sus metas. Algunas han sido más moderadas que otras, pero la metodología sigue siendo la misma. Incluso los estados de bienestar más moderados requieren de políticas sistemáticas y perpetuas de redistribución coercitiva.
Socialismo Democratico
El socialismo democrático no es la excepción. En un artículo para el Free Inquiry de otoño de 1989, el profesor Kai Nielsen argumentaba que en una sociedad socialista "la autoridad y el poder son compartidos. Todos tienen igual acceso a ellos, al menos en el sentido débil de ´un hombre, un voto´". El resultado, dice, "produce una mayor igualdad de condición". Pero esto no es cierto. Las minorías rara vez se benefician con el voto de la mayoría. Esto fue tan cierto para los negros en el sur de Jim Crow como lo es hoy para los blancos viviendo en Zimbabwe. Por lo menos bajo el capitalismo algún "codicioso" empresario está dispuesto a venderme los bienes que quiero. Pero bajo el socialismo democrático tengo que convencer a la mayoría de mis conciudadanos de los beneficios de satisfacer mis necesidades o deseos. Apelar a los deseos egoístas de un emprendedor "codicioso" es mucho más fácil que apelar a los impulsos altruistas de la población en general. Nielsen argumentaba que "una sociedad socialista será más igualitaria que una capitalista", y sospecho que tiene razón. Pero hay dos formas de crear una sociedad igualitaria. Una es elevar a todos al nivel más alto; la otra el bajar a todos al nivel más bajo. La primera opción ha resultado mas bien esquiva, mientras que la segunda parece mucho más fácil de lograr. Los programas de reparto de riqueza terminan inevitablemente en planes de reparto de pobreza.
Los anticapitalistas dicen que el hecho de que un mercado libre produce recompensas desiguales prueba que es inferior, si no maligno. Pero en una sociedad donde se permite la libertad de conciencia algunas personas piensan más racional y eficientemente que otras. ¿Es peor tener aptitudes de pensamiento desiguales que tener aptitudes económicas desiguales? De hecho mucha de la desigualdad de riqueza se debe a la desigualdad en la aptitud de pensamiento. Cada persona debería tener igual derecho a pensar, e igual derecho a su fuerza de trabajo, pero no se puede garantizar resultados iguales sin bajar la aptitud de los mejores a los estándares de los menos capaces.
Los socialistas son muy locuaces al descartar los modos en que el socialismo restringe la libertad individual. Nielsen escribe "El socialismo prohibe los actos capitalistas, o al menos la mayoría de los actos capitalistas, entre adultos anuentes. Pero eso simplemente significa que restringe la compra y la venta. No se refiere en lo más mínimo a las libertades realmente cruciales, a saber, libertades civiles tales como libertad de expresión, de voto, de circulación, de conciencia y similares".
El uso de la palabra "simplemente" en este párrafo es insultante. Le dicen a uno que tiene libertad de expresión pero no libertad de comprar y vender. Los medios de producción más importantes van a estar en manos del estado. Uno puede decir lo que quiera, pero tiene que comprarle al estado el papel, la tinta y la prensa que necesita para diseminar sus ideas. Uno tiene libertad de viajar pero es de suponer que en una aerolínea, ferrocarril o servicio de colectivos estatal y tan solo si no contradice algún plan central democráticamente decidido. Uno será libre de usar sus libertades civiles siempre y cuando no utilice recursos para este fin. Si uno utiliza recursos entonces habrá que ir al Estado para pedir permiso.
Incluso en una sociedad socialista democrática se requiere la implementación material de derechos pero los recursos materiales están en manos del Estado. El socialista democrático aparentemente cree que los humanos son espíritus no corpóreos que pueden alcanzar "valores más elevados" en un mundo no material. En toda sociedad capitalista abundan los diarios, panfletos y libros socialistas. Bajo el capitalismo el socialista no necesita obtener el consentimiento de la mayoría para publicar sus programas. Lo mismo no se sostiene para los capitalistas y otros disidentes en el paraíso socialista.
Libertades Cruciales
El profesor Nielsen también desnuda la desigualdad intrínseca del socialismo cuando afirma que la gente puede hacer uso de "las libertades realmente cruciales". No provee una respuesta a una pregunta importante pero no formulada: ¿crucial para quien? Como los socialistas en todas partes del mundo, Nielsen nos dice que algunas libertades son más importantes que otras y que él y sus colegas socialistas van a decidir por nosotros cuales son realmente cruciales. ¿Pero qué pasa si uno esta en desacuerdo con Nielsen? ¿Qué pasa si uno piensa que el derecho a vender su fuerza de trabajo es más importante que su libertad de expresión?
Nielsen ya respondió esta pregunta: "En una sociedad socialista nadie puede comprar ni vender fuerza de trabajo". Debido a que el profesor no valora el derecho de vender la fuerza de trabajo uno estaría impedido de venderla sin importar lo que desee. Nielsen obtiene el derecho desigual a imponer su sistema de valores sobre uno. Su sociedad será una donde tendremos que valorar libertades "en competencia" de acuerdo con sus deseos.
El igualitarismo socialista pronto se transforma en la pesadilla orwelliana donde "algunos animales son mas iguales que otros".
La desigualdad intrínseca del socialismo queda también expuesta cuando Nielsen nos dice: "Con una planificación más racional que la posible en el capitalismo y con una economía estructurada a fin de satisfacer necesidades humanas, el socialismo puede aumentar el bienestar más que lo que puede el capitalismo". Pero para que haya "planificación racional" y una economía "estructurada" alguien tiene que planificar y estructurar. ¿Quién va a tener ese poder? ¿Y que pasa si uno no quiere ser "planeado" y estructurado de acuerdo a los caprichos de alguien?
Los socialistas dicen que bajo el capitalismo hay dos clases: los capitalistas y los trabajadores. Pero bajo el socialismo también hay dos clases: los planificadores y los planificados. Bajo el capitalismo los empresarios compiten para comprar tu fuerza de trabajo y uno tiene la opción de elegir para cual de los empresarios disponibles trabajará. Y si no le gusta ninguno de los disponibles uno puede abrir su propio negocio. Bajo el socialismo hay un empleador y uno no tiene opción. La única "opción" que uno tiene bajo el socialismo es la de vivir según los valores del socialista. De hecho no se puede usar la palabra "opción" en este contexto ya que una opción requiere alternativas y la libertad de elegir entre ellas.
En una sociedad libre nadie actuaría para impedir que los socialistas establezcan su sociedad "ideal". Pero en el mundo de Nielsen los socialistas impedirían a los liberales establecer su sociedad. Dicho de otro modo, no hay igualdad de derechos en el socialismo. Los socialistas, como todos los dictadores, al fin y al cabo terminan otorgando un derecho: el de vivir según sus valores, deseos y planes.
El plan grandioso de los socialistas sería "decidido democráticamente" según Nielsen. Pero se pasa por alto alegremente como se lograría esto. También se pasa por alto la cuestión fundamental de por qué la mayoría tiene el derecho de planificar democráticamente tu vida. Si la mayoría en una sociedad socialista tiene el derecho de imponer su voluntad a una minoría simplemente porque tiene la mayoría, entonces, la mayoría tiene derechos en esta instancia especifica que la minoría no tiene. Nuevamente nos encontramos con la desigualdad de derechos y sin embargo los socialistas nos dicen que bajo el socialismo hay igualitarismo.
El profesor Nielsen cierra su argumentación con un llamado al derecho de imponer sus valores: "El compromiso con la autonomía es un compromiso con la autoconducción: lo que limitaría esto de manera más notoria serían impedimentos a las libertades civiles, pero éstas no son afectadas por el socialismo. Lo que se toca es la libertad de compra y venta, incluyendo la libertad de comprar y vender fuerza de trabajo. Esto raramente afecta a la gente viviendo vidas auto conducidas, pero incluso si lo hiciese, significaría canjear una libertad inferior por un superior".
No estoy de acuerdo. Yo no divido mis libertades en "inferiores" y "superiores". La considero indivisible. Como la mayoría de los socialistas, Nielsen no le da valor a la libertad económica por lo tanto es una libertad "inferior". El igualitarismo de Nielsen significa que él puede canjear las libertades que usted y yo valoramos porque él no las valora. ¿Los parámetros de quién usamos para categorizar nuestras libertades? ¿Lo decidimos democráticamente? ¿Deberían las libertades civiles ser decididas por la muchedumbre? ¿O recurrimos a Nielsen y sus colegas nuevamente y dejamos que ellos decidan por nosotros? La capacidad de producir, es decir, de trabajar, ya que no puede haber producción sin fuerza de trabajo, debe ser planificada si una sociedad socialista quiere seguir siendo socialista. Si los planificadores van a planificar la economía racionalmente deben ser capaces de dirigir a la fuerza de trabajo: adiós a la libertad de movimiento ensalzada por Nielsen. ¿Cómo pueden planificar la economía si la gente es libre de buscar sus intereses particulares? Si los planificadores necesitan ingenieros pero la gente desea estudiar filosofía los planificadores van a necesitar el poder para cerrar las aulas de filosofía y transferir a los futuros profesores a clases de ingeniería. Si no tienen el poder de hacer esto, ¿cómo van a planear la economía? Si tienen el poder de elegir nuestras aspiraciones intelectuales, ¿qué pasa con la libertad de conciencia? Después de todo la economía debe estar estructurada para satisfacer "necesidades humanas" en el sentido colectivista, no necesidades individuales.
El socialismo democrático que protege las libertades individuales es, a fin de cuentas, una ilusión que solo puede ser lograda a punta de pistola. El defecto fatal del socialismo es doble: primero, la arrogancia intrínseca en el deseo de planificar la vida de otros; segundo, la fuerza necesaria para imponer esta planificación en sujetos que no la desean. Esta no es la formula para la libertad, es la formula de la tiranía. Los horrores tiránicos vistos durante el siglo pasado bajo las dictaduras de intelectuales marxistas no eran contrarios a sus metas idealistas. Los métodos y las metas están íntimamente ligadas. La realidad dictatorial fue el resultado directo de las metas idealistas. Mas allá de lo que deseen los seres humanos el hecho es que los hombres libres nunca serán iguales y los hombres iguales nunca serán libres.